Hola! Me llamo Veronika (sí, con “k” porque soy de Eslovaquia) pero todo el mundo me llama Veka. Me encanta que has llegado hasta aquí. Eso es que también te interesa el mundo de la masa madre y entonces tenemos algo en común .

Siempre he sido una aficionada de la repostería. De pequeña me acuerdo pasando horas y horas en la cocina con mi mamá o con mi abuela y ayudando haciendo distintos tipos de pasteles, bizcochos, tartas… Y comer siempre algo de la masa cruda, claro En mi adolescencia casi cada domingo ya preparaba algún bizcocho yo sola y en la universidad hacer repostería se convirtió en mi modo de procrastinar y el escape del estudio antes de exámenes. De hecho, aún me acuerdo llevar magdalenas hechas por mí para animar a mis compañeros antes del primer examen en la uni.
Pero hacer un pan me parecía algo como de otro mundo. Pensaba que era tan complicado que básicamente no se podía hacer en casa. Para llegar a hacer mi primer pan se tuvieron que juntar dos cosas – recibir un robot de cocina de Kenwood como un regalo de cumpleaños junto con su libro de recetas y, como tiene que ser, el nacimiento de mi hijo. Cuando empezó a comer comida sólida siempre me ocupaba de darle la comida casera 100%. Pero claro, eso era imposible con el pan. Así que decidí a hacer mi primer pan.
Los primeros panes los hacía de levadura panadera. Hasta que, después de un viaje a Asturias y visitando un museo del pan con toda la charla sobre como se hace un pan de masa madre de verdad, que me impactó tantísimo, decidí probarlo yo también. Me armé de libros, ganas y paciencia. Aunque los primeros panes no salieron nada bien, por no decir horribles, no me rendí y seguía probando. Con cada pan que hice siempre aprendí algo.
Después de hacer cientos de panes me siento muy cómoda con lo que hago. Y me encantaría enseñárselo a los demás. Porque estoy convencida que es algo que cualquiera puede hacer, tanto por el tiempo como por la habilidad, y que un pan casero hecho por ti es la mejor cosa que puedes comer a diario.
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